¿CONOCES EL BABY-LED WEANING Y CÓMO PUEDE REVOLUCIONAR TU CONCEPTO DE ALIMENTACIÓN DE BEBÉS?

El sábado 28 de Julio tuve el privilegio de estar con mamás jóvenes y algunas personas que se dedican a cuidar a bebés y niños pequeños, en compañía de un joven pediatra, el Dr. Enrique Ruidiaz Ng, quien generosamente brindó su tiempo para contarles a ellas sobre los fundamentos médicos y científicos, de porqué los lineamientos de alimentación para infantes han cambiado tan drásticamente en los últimos 5 años. Yo estaba ahí para aclarar cualquier duda en cuanto a alimentos, dónde conseguirlos, y cómo prepararlos.

Ambos decidimos unir fuerzas para comunicar algo que nos preocupa: ¿cómo logramos que la nueva generación de niños consuma una variedad de alimentos en su estado íntegro, para que puedan tener acceso a los nutrientes y vitaminas propios de estos? Hablamos principalmente de porqué hoy en día se está recomendando dar a los bebés, desde inclusive los 4 meses de edad, una dieta rica en vegetales, proteínas animales y a base de plantas (soya), granos, legumbres, y frutos secos en cierta presentación, que sean cada vez menos procesados (sin aditivos, sin colorantes, sin hormonas, y sin endulzantes artificiales).

Recuerdo que cuando nació mi hija Miranda hace 6 años, algunas de las reglas que se divulgaban, en cuanto a la alimentación de infantes eran, después de los 6 meses de edad: brindarles cereales de caja (a base de arroz), no comer claras de huevo, evitar los cítricos, darles compotas (compradas o hechas en casa), hacer sopas o purés, y evitar a toda costa los frutos secos (nueces, maní, por las alergias). Más adelante en el crecimiento le introducíamos arroz en grano (no se hablaba de otros granos), y alimentos más complejos, todos licuados o bastante procesados. El niño no tenía que tocar ningún alimento; es más, era lo deseado, para evitar que se ensuciara. Ahora que Ignacio nació en el 2017, las reglas habían cambiado por completo.

Baby-led Weaning o Alimentación Complementaria guiada
La primera vez que escuché del método del baby-led weaning, o como se dice en español, “alimentación complementaria guiada”, fue en la clínica pediátrica de los Dres. Ruidiaz, padre e hijo, justo antes de que Ignacio cumpliera 5 meses. No tenía porque saber nada de alimentación de bebés; mi última hija había nacido en el 2012 y no tenía amigas con bebés pequeños haciendo eso.

La primicia del baby-led weaning, al ponerle trozos de alimentos frente al bebé para que el los tome, es que promueve la coordinación visual y manual, la destreza del niño, la masticación del alimento (al no ser solo purés), y la formación de buenos hábitos alimenticios. Le ofrece al bebé la oportunidad de explorar sabores, texturas, aromas, y colores de una variedad de alimentos. Además, aprenden a agarrar sus utensilios de comida, ya que no es solo un adulto dándole el alimento. También este método toca un punto muy importante, que es que los bebés aprenden a regularse solos; cuando está lleno, el niño deja de comer. Esto es un instinto mucho más significativo de lo que puedes pensar, ya que muchos de los trastornos alimenticios de adultos resultan porque no aprendimos a autorregularnos al momento de alimentarnos.

Apenas escuché de esta forma de introducir alimentos a los niños, me enamoré. Iba de la mano con lo que yo intuitivamente creía correcto: si expones a los niños a comer de todo desde temprano, no solo desarrollan tolerancia a los alimentos, si no que su paladar y su tacto se acostumbra a múltiples sabores, texturas, y temperaturas, todas cosas que ya sabemos son indispensables para compenetrarse con el mundo alrededor. Y de esa forma, el bebé o niño pequeño aprende a comer “de todo”, y comparte con la familia la hora de la comida, evitando tener que hacer menús especiales para cada niño, algo que se ve cada vez más a menudo en los hogares.

Claro está, el baby-led weaning requiere de mucha paciencia, y depende en gran parte de que las actitudes hacia la alimentación que el adulto a cargo pueda tener (si come de forma variada, si consume muchos productos procesador y con aditivos, etc).

Nuestros hijos se merecen lo mejor
Con Ignacio, hice una combinación de baby-led weaning, en el aspecto de que le ponemos muchos alimentos como los que menciono abajo, para que el agarre con sus manos; esto a la vez le da al adulto un poco más de independencia ya que podemos hacer otras cosas mientras el bebé se alimenta (estando en el mismo lugar, claro está). A estas comidas, le agregué algunos purés y sopas hechas con caldo de pollo casero, cereales tostados y molidos en casa, y granos variados para que los vaya conociendo, ya que son difíciles de que los coma por si solo. Alegremente este sistema ha funcionado e Ignacio consume todo tipo de alimentos, como aguacate, salmón, quinoa, entre otros, que en un momento nunca se me ocurrió darle a mis hijos mayores. Lo importante para mi, es que Ignacio consuma la menor cantidad de productos procesados; esto ocurrirá solo ocasionalmente, cuando por algún motivo u otro come fuera de casa.

Para culminar, esta filosofía de alimentación infantil, va a la par con lo que he tratado de impulsar en mi reciente unión con Miele Center, que es tener un escenario donde puedo cocinar lo que lo que hago para mi familia cada día. Puede sonar un poco exagerado, pero estoy convencida que Gastón Acurio tiene razón; cocinar en casa puede salvar a la humanidad. Ciertamente es una forma de conexión que se ha ido perdiendo, pero que cada vez más, veo resurgir, para mi gran satisfacción.

Si quieres ver el Ted Talk completo del Chef Gastón Acurio, ¿Puede la cocina casera cambiar el mundo? Haz click aquí.

Ideas para finger foods para bebés:

  • Vegetales rostizados: zapallo, papines, camotes.
  • Vegetales al vapor: Brócoli, coliflor, zanahorias, edamame, zuchini, petit pois.
  • Frutas secas (remojadas en agua tibia para suavizarlas).
  • Frutas el vapor: peras, manzanas. Crudas se puede atorar el bebé.
  • Frutas maduras: guineo, aguacate, mango, melón, duraznos, ciruelas.
  • Legumbres (frijoles etc., procurar que estén bien cocidas)
  • Nori
  • Galletas integrales (leer etiquetas cuidadosamente para discernir si tiene ingredientes artificiales)
  • Pasta integral (cortada en trozos pequeños)
  • Pescado (cocido, sin espinas)
  • Tofu (cortado en cubitos)

A continuación les comparto 3 recetas sencillas para hacer en casa para tu bebé. Si las pruebas y comienzas con este método, cuéntame cómo te va, qué dudas te surjen y compartamos ideas.

Cereal multigrano tostado para bebés
Los cereales sugeridos fueron escogidos por su facilidad de digestibilidad y son menos alergénicos.

1 taza de arroz integral de grano corto, mijo, quinoa, o arroz integral dulce (sweet brown rice); la marca Bob’s Red Mill tiene quinoa, mijo de excelente calidad

Procedimiento:

  1. Combinar los granos (si se usan varios), colocar los granos en un colador, lavar, y escurrir bien. Tostar de dos maneras:
  2. Precalentar horno a 350 grados F. Colocar los granos en una bandeja de hornear (tipo galletas), y esparcirlos. Tostar en horno precalentado hasta que un olor tostado se note, aproximadamente unos 12-15 minutos.
  3. Precalentar sartén a fuego medio. Tostar en el sartén, revolviendo constantemente, sin dejarlos quemar, unos 5-8 minutos.
  4. Dejarlos refrescar por completo y luego guardarlos en un frasco, o en el congelador en una bolsa sellada, si no se usarán a menudo.

Cereal cocido

  • Granos tostados de cereal
  • Agua
  • Pizca de sal de mar

Procedimiento:

  1. Moler la cantidad de granos a usar antes de cocina; una vez se muele el grano el contenido nutricional empieza a decrecer de 24-48 hr.
  2. Para una porción de cereal para un bebé, combinar 2-3 cucharadas de cereal molido con ½-3/4 taza agua y una pizca de sal en una olla. Dejar que hierva. Reducir el calor y cocinar unos 5 min., cubierto.

Cereal remojado (8-12 hrs)

½ taza cereal tostado
½ a 2 cucharaditas de yogurt natural
1 taza agua
Pizca de sal de mar

Procedimiento:

  • Colocar granos en una licuadora. Diluir el yogurt en el agua, y agregarlo a la licuadora. Dejar reposar en la nevera de 8-12 hrs.
  • En la mañana, licuar la mezcla. Agregar más agua por si es necesario hasta lograr una consistencia como de sopa espesa. Calentarla ligeramente en una olla a fuego lento y agregar la pizca de sal.

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